Cubero, el mejor arquero
Lunes 11 de julio de 2011

FIFA.com
Con los guantes y las botas puestas, el guardameta acaba de cambiarse en el vestuario, sabe que está a algunos pasos de la primera gran final de su carrera, ante un estadio repleto, y, aun así, resulta difícil no sorprenderse al saltar al campo del imponente Azteca, levantar la cabeza y encontrarse de frente con 100.000 hinchas, deseosos de que cometa su primer error y de que reciba un gol. Esa fue la sensación única que vivió este domingo el uruguayo Jonathan Cubero en Ciudad de México.
“Es complicado mantener la serenidad con tanta gente en contra”, admite en declaraciones aFIFA.com. “Pero en el calentamiento uno va calmando los nervios, se acostumbra a todo lo que le gritan desde las gradas y lo deja de lado, para concentrarse en su juego”.
Poco más de dos horas después, en el momento de salir del vestuario, tenía sentimientos encontrados, con la frustración por la derrota contra los anfitriones y el orgullo de irse al menos con un trofeo propio, ya que se ha adjudicado el Guante de Oro adidas en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA México 2011. Con la misma tranquilidad que muestra bajo los tres palos —una actitud que comparten sus compañeros de la Celeste—, llevaba el trofeo en la mano derecha, de modo seguro. Nadie podrá arrebatárselo. “Al final, es una emoción muy grande ganar un premio, y más todavía cuando es de un Mundial”, afirma.
Un baluarte
Cubero acabó siendo superado por los mexicanos dos veces en el Azteca, una mediante un remate en el área pequeña del capitán Antonio Briseño, a los 31 minutos, y la segunda a los dos del tiempo añadido del segundo periodo, en un contragolpe perfecto que culminó Giovani Casillas. Apenas pudo hacer nada en ambas jugadas, ya que la ejecución de los norteamericanos resultó prácticamente perfecta.
Cubero acabó siendo superado por los mexicanos dos veces en el Azteca, una mediante un remate en el área pequeña del capitán Antonio Briseño, a los 31 minutos, y la segunda a los dos del tiempo añadido del segundo periodo, en un contragolpe perfecto que culminó Giovani Casillas. Apenas pudo hacer nada en ambas jugadas, ya que la ejecución de los norteamericanos resultó prácticamente perfecta.
Aun así, ha sido el arquero menos batido de la competición, con solo cinco goles en siete encuentros. Y estuvo cuatro partidos sin ver perforada su meta, incluidos los choques de cuartos de final y semifinales, respectivamente, contra Uzbekistán y Brasil. “Eso fue gracias a mis compañeros, que confiaron en mí en todo momento. La defensa es uno de nuestros puntos fuertes. Somos un equipo muy sólido atrás, y gracias a Dios no han podido hacernos muchos goles”, señala. “Es una selección que tiene una unión muy grande, con buenos jugadores, buenas individualidades, y obviamente la garra de siempre charrúa, dándolo todo en la cancha en cada partido”.
Entradas agotadas
En la final, Cubero no solo se medía a unos adversarios de talento y entusiasmados, sino también a todo un Azteca abarrotado con espectadores apasionados, cuyas camisetas pintaban las gradas del estadio de verde. “Cuando estaba en el campo, no podía creerlo, eran 100.000 personas. Ya había jugado en estadios llenos, aunque nunca nada semejante. Ha sido algo muy lindo”, explica, para dejar claro a continuación que la presión no afectó a los uruguayos: “También es algo que motiva mucho”.
En la final, Cubero no solo se medía a unos adversarios de talento y entusiasmados, sino también a todo un Azteca abarrotado con espectadores apasionados, cuyas camisetas pintaban las gradas del estadio de verde. “Cuando estaba en el campo, no podía creerlo, eran 100.000 personas. Ya había jugado en estadios llenos, aunque nunca nada semejante. Ha sido algo muy lindo”, explica, para dejar claro a continuación que la presión no afectó a los uruguayos: “También es algo que motiva mucho”.
El muchacho volverá ahora a su Cerro, club de Montevideo del que ya salió uno de los mayores arqueros de la historia de su país, Rodolfo Rodríguez, quien marcó una época con el Santos en el decenio de 1980. Él sueña con jugar algún día en Europa, un “cambio que sería bienvenido”. Así pues, ya sea en su país, en el también histórico Centenario, en otros estadios del continente sudamericano, como el Maracaná o el Monumental de Núñez, o en los recintos más majestuosos de Europa, el uruguayo aspira a tener la oportunidad de jugar de nuevo en un escenario como el Azteca, enorme y fascinante.
“Un futbolista siempre va a querer jugar en estos estadios, todos quieren ver las gradas llenas”, constata. En esas próximas ocasiones, sin embargo, confía en que el público juegue a su favor y esté dispuesto a, en vez de lamentar, aplaudir sus paradas.